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viernes, 28 de junio de 2013

ESCRIBIR SOBRE LAS MUJERES.









 […] era más estrecho el tiempo en que yo actué como agitadora de ideas por medio de mi palabra y mis escritos. No existían ciertas libertades y derechos que ahora se reconocen en la mujer .Pero entonces como ahora, lo esencial era y sigue siendo movilizar a la gente; despertarla del marasmo; alinearla y poner en sus manos las banderas de sus tareas concretas. Y que las mujeres ocupen su lugar!
María Cano
Tomado de  “Las mujeres en la historia de Colombia. Tomo I”
E
scribir sobre las mujeres es un ejercicio interesante y heroico. Sin duda, el estudio  del bello sexo, como usualmente es catalogada a la mujer dentro del lenguaje histórico, goza de múltiples perspectivas. La historia de las mujeres es muy prolífica, aun cuando las fuentes constituyan un gran desafío. Se requiere, entonces, una excelente lectura tácita, interpretativa e imaginativa; he ahí el gran reto para el/la historiador(a). Sí!, hay mucho que estudiar sobre las mujeres.
Los imaginarios negativos que se perpetuaron, desde épocas pasadas, justificados a través de teorías filosóficas y científicas, habían incapacitado socialmente a la mujer, dotándola de características imperfectas. De esta manera, se marcó una supremacía masculina que otorgó a los hombres  un poder social hegemónico y el “deber” de guiar a la mujer (fuera como padre o  como esposo), para frenar la “tendencia negativa” natural en ella.
La invisibilización de la mujer, entonces, se constituyó en una necesidad imperativa, que favoreció la institucionalización de estructuras sociales eminentemente patriarcales. En consecuencia, las exigencias socio-jurídicas que el contexto histórico estipulaba, determinó la función social femenina como algo exclusivo de lo privado, mientras que lo masculino se concretaba dentro de la esfera pública, -aunque esta normatividad (siempre) corrió riesgos de no ser cumplida por distintas razones.
Aún, con el paso del tiempo, dentro de este clima de omisiones, la mujer existía, resistía,…sobrevivía. Lo que por siglos se pretendió ignorar, como fue el papel fundamental de la mujer en la historia de los pueblos, se hacía evidente: era necesario visualizar a la(s) mujer(es). De esta forma, aunque respondiendo más a coyunturas sociales del momento, que a una verdadera voluntad académica (como suele suceder en el círculo investigativo) La Escuela de los Annales en la tercera generación de su Nueva historia, cedió un espacio a las producciones históricas referentes al bello sexo, para descubrir su condición y función como sujeto activo de las sociedades que las hospedaron. En la posteridad, la consolidación del feminismo fortalecería las bases para el estudio serio y concreto de la(s) mujer(es). De allí en adelante, no habría vuelta atrás. Las mujer(es) ya se incluía(n) en la historia universal.
A nivel historiográfico existen excelentes trabajos académicos. Para no correr el riesgo de omitir nombres, solamente hay que anotar el destacado trabajo de obras referentes a las mujeres, que han logrado sacar del anonimato las actuaciones y  las condiciones que asumieron las féminas a lo largo de la historia .Estos valiosos análisis se han proferido desde diversos enfoques y punto de vista. De esta forma, las perspectivas de análisis desde la  historia, la antropología y la sociología, enriquecen las investigaciones de los estudios de la(s) mujer(es). Con estas valiosísimas contribuciones, se ha logrado desenvainar parte del entramado mundo femenino de antaño: sus  concepciones, representaciones, labores, triunfos, demandas, vicisitudes, anhelos, frustraciones, limitaciones, transgresiones, etcétera. El camino apenas comienza.
La(s) mujer(es) constituye(n) un sujeto de estudio versátil y complejo, pues, en sus relaciones, no sólo se requiere examinar factores como la clase, la raza, la sexualidad y la etnia- que ejercen un notable efecto en las sociedades jerarquizadas y que tienen mayores efectos en las mujeres- sino, el contexto y la interacción con éste, que también determinaron su función social.

No obstante los inconvenientes, se hace necesario (hoy, más que nunca) ratificar la presencia de la mujer en la historia y transformar su destino. Sin duda, la tarea es animarse a hilvanar los hilos de la ciencia histórica y visibilizar a aquellas heroínas conocidas y anónimas que nos precedieron. Porque todas las mujeres son heroínas. 


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