[…] era más estrecho el tiempo en que yo actué
como agitadora de ideas por medio de mi palabra y mis escritos. No existían
ciertas libertades y derechos que ahora se reconocen en la mujer .Pero entonces
como ahora, lo esencial era y sigue siendo movilizar a la gente; despertarla
del marasmo; alinearla y poner en sus manos las banderas de sus tareas
concretas. Y que las mujeres ocupen su lugar!
María Cano
Tomado de “Las mujeres en la historia de Colombia. Tomo
I”
E
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scribir sobre las mujeres es un ejercicio
interesante y heroico. Sin duda, el estudio del bello
sexo, como usualmente es catalogada a la mujer dentro del lenguaje
histórico, goza de múltiples perspectivas. La historia de las mujeres es muy
prolífica, aun cuando las fuentes constituyan un gran desafío. Se requiere,
entonces, una excelente lectura tácita, interpretativa e imaginativa; he ahí el gran reto para el/la historiador(a). Sí!,
hay mucho que estudiar sobre las mujeres.
Los imaginarios negativos que se perpetuaron, desde
épocas pasadas, justificados a través de teorías filosóficas y científicas,
habían incapacitado socialmente a la
mujer, dotándola de características
imperfectas. De esta manera, se marcó una supremacía masculina que otorgó a los
hombres un poder social hegemónico y el
“deber” de guiar a la mujer (fuera
como padre o como esposo), para frenar
la “tendencia negativa” natural en ella.
La invisibilización de la mujer, entonces, se
constituyó en una necesidad imperativa, que favoreció la institucionalización
de estructuras sociales eminentemente patriarcales. En consecuencia, las
exigencias socio-jurídicas que el contexto histórico estipulaba, determinó la
función social femenina como algo exclusivo de lo privado, mientras que lo
masculino se concretaba dentro de la esfera pública, -aunque esta normatividad
(siempre) corrió riesgos de no ser cumplida por distintas razones.
Aún, con el paso del tiempo, dentro de este clima de
omisiones, la mujer existía, resistía,…sobrevivía. Lo que por siglos se
pretendió ignorar, como fue el papel fundamental de la mujer en la historia de
los pueblos, se hacía evidente: era necesario visualizar a la(s) mujer(es). De
esta forma, aunque respondiendo más a coyunturas sociales del momento, que a
una verdadera voluntad académica (como suele suceder en el círculo
investigativo) La Escuela de los Annales en
la tercera generación de su Nueva
historia, cedió un espacio a las
producciones históricas referentes al bello
sexo, para descubrir su condición y función como sujeto activo de las
sociedades que las hospedaron. En la posteridad, la consolidación del feminismo
fortalecería las bases para el estudio serio y concreto de la(s) mujer(es). De
allí en adelante, no habría vuelta atrás. Las mujer(es) ya se incluía(n) en la
historia universal.
A nivel historiográfico existen excelentes trabajos
académicos. Para no correr el riesgo de omitir nombres, solamente hay que
anotar el destacado trabajo de obras referentes a las mujeres, que han logrado
sacar del anonimato las actuaciones y
las condiciones que asumieron las féminas a lo largo de la historia .Estos
valiosos análisis se han proferido desde diversos enfoques y punto de vista. De
esta forma, las perspectivas de análisis desde la historia, la antropología y la sociología,
enriquecen las investigaciones de los estudios de la(s) mujer(es). Con estas
valiosísimas contribuciones, se ha logrado desenvainar parte del entramado
mundo femenino de antaño: sus
concepciones, representaciones, labores, triunfos, demandas,
vicisitudes, anhelos, frustraciones, limitaciones, transgresiones, etcétera. El
camino apenas comienza.
La(s) mujer(es) constituye(n) un sujeto de estudio
versátil y complejo, pues, en sus relaciones, no sólo se requiere examinar
factores como la clase, la raza, la sexualidad y la etnia- que ejercen un
notable efecto en las sociedades jerarquizadas y que tienen mayores efectos en
las mujeres- sino, el contexto y la interacción con éste, que también determinaron
su función social.
No obstante los inconvenientes, se hace necesario
(hoy, más que nunca) ratificar la
presencia de la mujer en la historia y transformar su destino. Sin duda, la
tarea es animarse a hilvanar los hilos de la ciencia histórica y visibilizar a aquellas
heroínas conocidas y anónimas que nos precedieron. Porque todas las mujeres son
heroínas.
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